11.9.07

Cristianismo

Leyendas del cristianismo

En este artículo se narran historias y leyendas del cristianismo, algunas de ellas con poco fundamento histórico pero arraigadas en el pensamiento popular de los cristianos. Se incluyen tanto historias católicas como ortodoxas, protestantes, y de sectas relacionadas con temas del cristianismo.

Selección de historias
Las siguientes son historias con contenido mítico:

Historias de libros apócrifos (que no forman parte del cuerpo doctrinario canónico de la iglesia).
Historias tradicionales, como la de Abgar de Edessa.
Transformaciones, amplificaciones o correcciones de relatos bíblicos, tales como la historia de Salomé, los Reyes Magos o san Dimas.
Nombres y detalles biográficos de personajes bíblicos innombrados.
Tratamientos literarios de relatos tradicionales de la Biblia, como El paraíso perdido, de John Milton.
Biografías de santos (hagiografías) cuya historicidad es dudosa, como San Cristóbal o Santa Catalina de Alejandría.
Historias milagrosas de santos, como las que se encuentran en la Leyenda dorada de Jacobo de Vorágine.
Las leyendas del rey Arturo y otros cuentos de caballería medieval, especialmente acerca del Santo Grial.
Historias legendarias de las iglesias cristianas, tales como las historias acerca de las Cruzadas o los paladines de Carlomagno en los romances medievales.
Historias acerca de Dios, ángeles, ángeles de la guarda, espíritus religiosos, demonios y cuentos acerca de pactos con el diablo (por ejemplo, Fausto).

Historias del paraíso

El Ave Fénix en el Paraíso
Cuenta la leyenda que el Fénix vivía en el jardín del Paraíso, y estaba anidando en el rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardiera éste y su inquilino.

Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de hierbas aromáticas y especias, ponía un único huevo que empollaba durante tres días y al tercer día ardía, no se sabe si por el fuego que él mismo provocaba o por causa accidental.

El Fénix se quemaba por completo, y al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Según el mito, se le añaden otros dones, como el de la virtud de que sus lágrimas fueran curativas.


Lilith, la primera esposa de Adán
El nombre Lilit proviene del término asirio-babilónico lilitu, ‘demonia’ o ‘espíritu del viento’. Formaba parte de una tríada mencionada en los conjuros babilónicos.

Con anterioridad aparece como Lillake en una tablilla sumeria del año 2000 aec encontrada en Ur, que contiene el relato de Gilgamesh y el sauce. Se trataba de un demonio hembra que habitaba el tronco de un sauce cuidado por la diosa Inanna (Anat) en las orillas del Éufrates.

La etimología popular hebrea parece haber derivado Lilit de layit; por eso a menudo interpretaban a Lilit como un monstruo nocturno y peludo, cosa que sucedió posteriormente en la tradición popular árabe.

Salomón sospechaba que la reina de Saba era la milenaria Lilit porque tenía vellos en las piernas (no se depilaba). Su juicio de las dos prostitutas se narra en 1 Reyes, 3.16 y subsiguientes.

Esta leyenda surge más bien del imaginario de los hebreos de la Edad Media, pues en la Biblia se habla de dos creaciones de la mujer:

en el primer capítulo del Génesis se narra que el dios Yahvéh creó al hombre y mujer a su imagen y semejanza (Gen 1:27); y
en el segundo capítulo se narra que creó a una mujer de la costilla de Adán, llamada Eva (Gen 2:21).
Esas dos versiones dieron origen a la leyenda de Lilit, afirmando que ella es la mujer creada en el primer capítulo de Génesis y Eva la creada a partir de la costilla de Adán.

Según el Alpha Beta Diben Sira (n.º 47) de Jesus ben Sira, Lilit se rebeló a Adán cuando tenían relaciones sexuales rehusándose a estar debajo de él, puesto que habían sido creados al mismo tiempo. Lilit le alegó a su esposo: «¿Por qué tengo que yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y, por tanto, soy tu igual». Adán trató de obligarla a ubicarse, pero Lilit, encolerizada, pronunció el mágico nombre del dios Yahvéh, se elevó por los aires y lo abandonó. Se hizo amante del rey de los demonios, Asmodeo o Satanás.

Adán se quejó al dios: «Mi compañera me ha abandonado». Para obligar a Lilith a regresar al lado de Adán, el dios Yahvéh mandó a tres ángeles: Senoy, Sansenoy, y Semangelof, amenazándola con que si no regresaba, matarían a un centenar de sus hijos todos los días hasta que regresara al Paraíso.

La encontraron junto al mar Rojo, que abundaba en demonios lujuriosos (los egipcios), con los cuales engendró demonios lilim, que desovaba a razón de más de cien al día.
—Regresa con Adán de inmediato o te ahogaremos!» —la amenazaron los ángeles.
—¿Cómo puedo regresar con Adán y vivir como una esposa honesta después de mi estadía en el mar Rojo?
—¡Si te niegas, morirás! —replicaron ellos.
—¿Cómo puedo morir —volvió a preguntar Lilit— si el Señor me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos: de los varones hasta el octavo día de vida [el de su circuncisión] y de las niñas hasta el vigésimo día? No obstante, si alguna vez veo vuestros tres nombres o vuestras efigies en un amuleto sobre un recién nacido, prometo perdonarle la vida.
Los ángeles accedieron a no matarla, pero el dios Yahvéh castigó a Lilit haciendo que cada día perecieran cien de sus hijos demoníacos.

Según el Númeri Rabba 10.25 (un midrás sobre el libro de los Números, recopilado en el siglo XII), cuando Lilit no podía destruir la vida de un infante hebreo debido al amuleto angelical, se volvía con rencor contra los suyos propios.

Otro mito dice que Lilit fue la esposa de Caín (el asesino de su hermano Abel), pues al ser los dos expulsados del Paraíso se hicieron mutua compañía.

Según los textos 37a y 55a del Zohar (‘Esplendor’, la Biblia de la cábala, escrito en arameo por el cabalista español Moisés de León en el siglo XIII), fue Lilit —junto con las demonias Agrat (hija de Mahlat) y Naamá— las que sedujeron a los ángeles Shemhazai y Azael, quienes crearon la raza de los gigantes.


Los hijos de Lilit
Los hijos de Lilit se llaman lilim. En el Targum Yerushalmi (‘traducción [o paráfrasis aramea] de Jerusalén’, escrito en el siglo I o II), la bendición sacerdotal de Números 6.26 se convierte en: «¡Que el Señor te bendiga en todos tus actos y te libre de los lilim!».

Según el Hieronymi Questiones Hebraicae in Liber Geneseo (recopilado por P. de Legarde, 1868), el comentarista bíblico Jerónimo (siglo IV) identificó a Lilit con la Lamia griega, una reina libia abandonada por Zeus a la que Hera robó los hijos. Lamia se vengó robando los hijos de otras mujeres. Las lamias eran súcubos que seducían hombres dormidos, les chupaban la sangre y les comían la carne (como hacían Lilit y sus compañeras demoníacas). Eran conocidas también con el nombre de Empusae (‘violadoras’) y Mormo Lyceia (‘espantosas lobas’), y descritas como «hijas de Hécate».

Un relieve helenístico muestra una lamia desnuda sentada a horcajadas sobre un viajero que duerme tumbado boca arriba. Es característico de las civilizaciones en las que se trata a las mujeres como bienes personales, que se las haga adoptar la postura reclinada durante la cópula, algo a lo que se negó Lilit.

Según se sabe por Apuleyo, las hechiceras griegas que adoraban a Hécate eran partidarias de que el hombre yaciera bajo la mujer; y así ocurre en las primeras representaciones sumerias del acto sexual, aunque no en las hititas.

Malinowski escribe que las muchachas melanesias ridiculizan lo que ellas llamaban la postura del misionero, que exige que se tumben y permanezcan pasivas.


Lilith en la Biblia
Lilith es mencionada en un solo pasaje de la Biblia, en Isaías 34: 14 En hebreo se lee así:

ופגשו ציים את־איים ושעיר על־רעהו יקרא אך־שם הרגיעה לילית ומצאה לה מנוח
tsiyiy pagash 'iy sa`iyr qara' rea` liyliyth raga` matsa' manowach
‘Allí se juntarán los gatos salvajes con los pumas y se darán cita los chivos; allí también se echará a descansar el monstruo llamado Lilith.’ A veces se’ir se traduce como ‘sátiro’. En las traducciones al español a veces traducen Lilit como ‘monstruo de la noche’.

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